Un tango mal bailado a la luz de la luna, un tropiezo a las puertas de la locura, una bocanada de aire frío que hiela los huesos y calienta el alma, una ola que llega y no, que hace las veces de sino incongruente y silo en las nubes, atalaya reluciente de humo opaco que se alza vertiginosa sobre tu exento cuerpo.
Parcas palabras que no dicen nada diciéndolo todo y frases hechas con trozos de vidas ajenas que se entrecruzan. Cielo azul que juega entre nubes y sol vergonzoso que se esconde entre ellas. Músculos, vísceras que se revuelven y empujan entre ellas ante tu presencia.
Miradas que dejan entrever un mundo de colores claros haciendo gala de tu presencia, miradas que dejan ver tu onírico cuerpo como un guiño, la comisura derecha de tus labios o un suspiro.
1 comentario:
Esquisa lectura y honrosa coincidencia que los dos usemos el tango como metáfora en nuestros escritos simultáneos
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